La Misericordia puede favorecer la construcción de un mundo más humano, y una sociedad más justa. Cada uno podemos contribuir a una cultura de la misericordia en la cual nadie mire a otra persona con indiferencia.
“Jesús nos dice: «Felices los misericordiosos, pues obtendrán misericordia» (Mt 5, 7) Felices aquellos que saben perdonar, que tienen un corazón compasivo, que saben dar lo mejor de ellos mismos a los otros (…) Cuando Jesús toca el corazón de un joven, estos son capaces de hacer cosas grandiosas. Es estimulante escucharlos, compartir sus sueños, sus preguntas y sus deseos de oponerse a aquellos que piensan que las cosas no pueden cambiar. Es un don del cielo de poder ver a muchos entre vosotros que, con sus preguntas buscan hacer que las cosas sean diferentes. Es hermoso, y eso me reconforta de veros con tanto entusiasmo.
“La misericordia tiene siempre un rostro joven. Puesto que un corazón misericordioso tiene el valor de abandonar el confort; un corazón misericordioso sabe ir al encuentro de los otros, llega a abrazar a todos.
Un corazón misericordioso, sabe ser un refugio para aquél que nunca ha tenido una casa o la ha perdido, sabe crear una atmosfera de hogar y de familia para aquél que ha debido emigrar, él es capaz de ternura y compasión. Un corazón misericordioso, sabe compartir el pan con aquél que tiene hambre, un corazón misericordioso se abre para acoger al refugiado y al migrante. Decir Misericordia con vosotros, es decir oportunidad, es decir mañana, compromiso, confianza, apertura, hospitalidad, compasión, sueños.”
(Papa Francisco, Jornada mundial de la juventud, jueves 28 de Julio 2016)
A lo largo de los meses… la misericordia que transforma el corazón, la vida, la sociedad.